FANFIC's RK
  8. ¿Veintes o cincuenta?
 
Bella POV

-¿Que hizo ahora, Alice?- Rosalie tenía sus manos sobre sus caderas y estaba lista para atacar.

 

-Bueno...lo vi pidiendo un taxi hace algún rato pero ahora lo veo en Por Ángeles y Edward deslumbró a una pobre chica para que les dejara rentar un Mustang por el fin de semana. Sin límite de kilometraje. Emmett sigue decidiéndose en 'ir a dar una vuelta' lo cual significa que eso es lo que no harán. ¿Realmente piensa que soy tan idiota? Jasper debe de haber perdido algunas neuronas ya que lo único que le veo haciendo es pescar. Algo se traen entre manos, estoy completamente segura.- Alice continuó concentrándose en que decisión

Con que Edward estaba deslumbrando empleadas ¿no?

-Alice ¿Edward ha tomado alguna decisión últimamente?- No podía imaginármelo tomándose tanto trabajo como Jasper y Emmett en ocultar donde estaban. Quizás el podría darnos una pista.

-Está tomando decisiones pero la única que sigo viendo es la de deslumbrar a la chica para obtener el Mustang y manejarlo. Del resto no quiero ni pensarlo. La última hora se la ha pasado pensando en tí, en su luna de miel y en lo que harán...así que me mantendré fuera por un buen rato. Es demasiado tramposo ese Edward. Ten cuidado Bella.- Mi rostro se puso bordó, tenía ganas de esconderme debajo del sofá y morirme.

-Dejemos de preocuparnos por los chicos.- Dijo Rosalie, sonando totalmente despreocupada. -Si son lo bastante idiotas para desobedecernos…espero que sepan aceptar las consecuencias de sus acciones. Además, es solo cuestión de tiempo para que uno de ellos se descuide. Amo a Emmett, pero su resistencia mental no es tan fuerte como la de Jasper, con la mínima presión, se quiebra…solo esperen.- Encontró una hermosa blusa roja y unos capris blancos. -Cambiémonos y veamos en que problemas podemos meternos.

Alice sonrió y me alcanzó una minifalda negra de cuero y un straples del mismo tono, con pedrería bordada en el escote. Rodé mis ojos, pero entonces puso su tono de voz más dulce –Por favor Bella... ¿Siiiiiiiiii?- Accediendo a su ruego, entré al baño y me cambié.

Para cuando terminé, Alice se había puesto un hermoso vestido lila y unas sandalias.

-¿Qué haremos abajo, Rosalie?- Ella estaba bastante ocupada en la tarea de buscar una cartera que combinase con su atuendo.

-Vamos al casino...obviamente...

-Pero...solo tengo 18 años. No puedo entrar allí o tomar nada. ¡Con mi suerte terminaré en una celda de alguna comisaría de Las Vegas y Charlie tendrá que venir a rescatarme!- ¡Que oportuno! Ser menor de edad y pasar un fin de semana en Las Vegas… En fin, solo me quedaba ver desde la entrada como Alice y Rosalie apostaban y se divertían.

Alice buscó algo en su cartera. -Bella, Bella. ¿Qué clase de hermanas crees que somos? ¿Creíste que te traeríamos aquí teniendo cabos sueltos?- Me entregó una tarjetita blanca y sonrió.

La di vuelta; era mi licencia de conducir, o eso parecía; la misma foto horripilante pero la fecha de nacimiento estaba cambiada, para que tuviera 21 y mi apellido era Cullen. Técnicamente decía Isabella Swan Cullen. Mis ojos se humedecieron. Me volteé hacia Alice. -¿De dónde sacaste esto?

-Considéralo un regalo de bodas adelantado...de parte de Jasper y mía. Es un experto en el campo de falsificaciones. Se suponía que debíamos dártela después de que te convirtieras en uno de nosotros y tuviéramos que mudarnos, pero la tomé prestada así podríamos divertirnos.- Se mostraba bastante orgullosa de su trabajo y de Jasper.

Rosalie sacó de su cartera un fajo de billetes y se abanico con él. -Andando... ¡las ruletas gritan mi nombre! Esta mamita necesita un nuevo par de zapatos.- Abrió la puerta y comenzó a empujarnos hacia el elevador. Metí mi nueva identidad en el bolso y miré a Rosalie.

-¿Donde conseguimos las fichas para la ruleta?- Rosalie rodó sus ojos, me arrojó un fajo de billetes y me metió en el elevador.

Aun estaba nerviosa con mi documento falso cuando llegamos a la recepción. Rosalie me pidió que me relajara y me divirtiera, así que eso hice. Apostar, teniendo de tu lado a una especie de psíquica era divertido y también, seguramente, ilegal.

Pasé la mayor parte del tiempo con Rosalie jugando a la ruleta. Se ve que había jugado millones de veces a esto, ya que parecía saberse bien las probabilidades de los colores y números, y a que convenía apostar mayor cantidad.

Alice y yo nos sumamos. Me senté en la mesa con los números del 1 al 36 impresos en ella. Lo único que debía hacer era poner mis fichas sobre un número que me gustara y ¡listo! Me pasé toda la mañana apostando al 13 y al 20, una y otra vez. Alice me daba un codazo cada vez que tocarían esos números, lo cual arruinaba todo el suspenso. La mejor parte era que podía estar sentada y una amable camarera nos traía jugo de arándonos.

Claro que después del tercer vaso me di cuenta de que el jugo tenía algo más; Vodka. Alice había olvidado mencionar ese ingrediente. Luego de que salió el numero 20 comencé a hacer una especie de baile de la victoria y Alice consideró que era hora de retirarnos y tomar el dinero que habíamos ganado, todo por el efecto del alcohol. Arrastramos a Rosalie fuera de la mesa de póquer y salimos.

Cuando nos acercamos a cambiar las fichas por dinero la mujer me preguntó cómo los quería, a lo que yo respondí arrastrando las palabras y riéndome tontamente.

-Dinero...en…billetes de veinte, por favor.- Alice rió, pero la mujer no nos hizo caso. Quizás Alice debería invitarle unos de esos jugos de arándonos, así estaría más feliz. Antes de poder darme cuenta, tenía frente a mí unos fajos en billetes de veinte. -¿Cuánto es?- pregunté, dejando caer mi mandíbula.

-Son $2310... ¿Quiere que vuelva a contarlos?- me dijo mirándome amenazadoramente, para que no me atreviera a hacerle contar nuevamente el dinero.

-No...eee...gracias- ¿Que iba a hacer con mi cartera llena de billetes de veinte? Entonces Rosalie se acercó a cambiar su dinero.

-¿Cómo quiere su dinero? ¿También en billetes de veinte?- preguntó sarcásticamente.

-Mmm...¿Qué dices Alice?- Alice lo pensó y luego le dijo cerca, de modo que solo nosotras tres pudiéramos oír.

-De $50, será divertido.- y luego comenzó a reírse descontroladamente. Rosalie se volvió hacia la cajera.

-Lo llevare en billetes de a 50.- No entendí que era lo gracioso, pero me di cuenta cuando la empleada le dijo a Rosalie que la suma total de lo que había ganado era de $4675, los guardó y luego se dirigió a nosotras. -Tenemos que darle de comer a Bella antes de que se desmaye.- me llevaron a un café, donde comí un sándwich y una coca. Estaba terminado, cuando Alice hizo una mueca extraña.

-¿Qué sucede Alice?- pregunté terminando el ultimo bocado. -¿Son los chicos?- Alice susurro rápidamente algo a Rosalie y ella asintió. Lo único que entendí fue que debíamos estar alerta que estaba en la autopista. -Hola…humano presente. ¿Pueden traducir?- quería saber que era lo que los chicos estaban tramando. Repentinamente sentí unas ganas terribles de hablar con Edward. Y el Vodka me dio unas interesantes ideas para decirle; me sonrojé ante la idea.

Rosalie se giró a Alice -Eso puede ser una buena idea. Si lo distrae lo suficiente, quizás largue algo. Los otros dos ya no pueden hacer nada más a esta altura, pero Bella puede quebrar el silencio de Edward. Entonces podremos saber específicamente cuanto tiempo nos queda…

Alice sacó rápidamente su teléfono y me lo entregó, habiéndome antes explicado las reglas.

-Ahora, Bella, estuviste bebiendo, así que técnicamente es una charla de borracha, lo cual no es nada bueno…es algo que nunca deberías hacer, pero te dejaremos por esta vez. Solo promete que no le dirás a Edward donde estas o que estamos haciendo. ¿Entendido?- Sacudí mi cabeza asintiendo. -También necesitamos que intentes quitarle cualquier tipo de información. Intenta ser creativa, distráelo y quizás así saquemos algo ¿Bien?

Le levanté mis pulgares mientras ella marcaba el número de Jasper. Tomé el teléfono, el cual sonó un par de veces antes de que pudiera escuchar una voz, no la de Edward, rogando desesperadamente.

-¡No estamos haciendo nada Rosalie! Lo prometo. Solo estamos manejando, buscando algo divertido para hacer. ¿No confías en mí? Somos adultos ¿Acaso no podemos tener un poco de diversión? Por favor…no me mates...te amo...Rose... ¿Rose?- A pesar de que la voz temblaba, pude adivinar que se trataba de Emmett, sonaba aterrorizado.

-Emmett ¿Eres tú?

-Bella, oh gracias a Dios, creí que eras Rosalie. Um…no importa…acá esta Edward...- Escuché que el teléfono golpeó contra algo y luego otros sonidos, por los cuales asumí que Emmett había arrojado el teléfono y este estaría rodando por el suelo del coche. Edward le insultó y preguntó por qué le había arrojado el teléfono.

-¿Hola?- Era mi ángel. –Bella ¿Eres tú? ¿Qué sucede?- ahora comenzaba a asustarse.

-Hola Eddie. No pasa nada. ¿Como estas?- No sé porque le llame Eddie, pero por la reacción de Rosalie y Alice sabia que probablemente no le iba a hacer gracia que le llamase de esa forma. Ambas estaban partiéndose de la risa.

-Bella ¿Acabas de llamarme Eddie? ¿Por qué hiciste eso?- Para mí, la respuesta era bastante obvia...

-Vodka.- le grité alegremente. Se mantuvo en silencio por unos instantes. De fondo podía escuchar que alguien tarareaba una canción. -¿Estuviste bebiendo, Bella? ¿Alice y Rosalie están contigo?- Trataba de sonar tranquilo y mantener el control pero a mí no podía engañarme.

-Alice solo me dio jugo de arándonos, Eddie. Oh y claro...tenían un poquito de Vodka- le guiñé un ojo a las chicas. Lo estaba logrando. Estaba feliz de escuchar su voz, a pesar de que su tono denotaba las terribles ganas que tenia de estrangular a alguien.

-Deja que entienda...estas con mis hermanas. Borracha. En un lugar totalmente desconocido y quien sabe a cuanta distancia. Haciendo quien sabe que cosas ¿Verdad?- Ahora estaba enojado, aparte el teléfono, así Rosalie y Alice podían escucharle gritar.

-Yep. Así es como va mi día, Eddie. ¿Y tú? ¿Qué estás haciendo?- podía imaginar su cara de enojo, presionando el puente de su nariz con sus dedos, intentando tranquilizarse.

-Bella dime donde estas.- sonaba bastante tranquilo.

-No puedo hacer eso Eddie-Poo. ¿Tu Dónde estás?- pregunté nuevamente.

-Estoy manejando con los imbéciles de mis hermanos en busca de diversión. ¡Jasper quieres dejar de ponerte así!
-Cállate y maneja, Eddie.- Escuché a Emmett gritarle. Se escuchó un ruido seco, como de un golpe. Alice abrió sus ojos y aplaudió. Parecía que comenzaba a ver algo, así que seguí presionándole.

-¿Eddie?- pregunte haciendo que mi voz sonara lo más dulce posible.

-Si Bella.- contestó secamente. Aun enfadado por el nombre, seguramente, pero estaba funcionando.

-¿Que llevas puesto?- tuve que tapar el teléfono para que no escuchase mi risa.

-Bella ¿De qué hablas? ¿Acaso perdiste la cabeza? ¿Qué importa lo que estoy vistiendo?- Al escuchar su respuesta Emmett soltó una carcajada.

-Solo quiero imaginarme lo sexy que te ves en estos momentos.- Alice hizo un sonido extraño.

-Bella, ahora mismo voy a buscarte. ¿Dónde estás?- demandó. Pobre Edward. No tenía la mínima chance. De alguna forma supe cómo podía distraerlo por completo.

-Estoy perfectamente bien, Eddie, no te preocupes por mí. Hey... ¿Quieres saber que llevo puesto? ¿Quieres?- Espero un segundo y hablé antes de que tuviera la oportunidad de responderme. -Recuerdas aquel atuendo que Alice te mostró antes de irnos…- el teléfono se silencio y escuché varias cosas a la vez;

Escuché el ruido de los frenos clavándose furiosamente. Edward maldiciendo a diestra y siniestra. Jasper gritando aterrorizado que iban a morir. Y luego Emmett gritó lo que tanto esperábamos oír; -Edward...ten cuidado. Tenemos que tomar la salida o nos perderemos la I-15 sur.

¡Bingo!

Alice saltó de su asiento y comenzó a dar saltos. -¡Los tenemos, los tenemos! Bien hecho, Bella.

-¡Eddie! ¿Estás bien? ¿Eddie?- sabía que no había chocado porque Alice lo habría visto antes y aun podía escuchar el ruido del motor y a Jasper agradeciendo que aun estuvieran enteros.

-Sí, estamos bien. Tengo que colgar, Bella. Es hora de matar a Emmett y a Jasper. Aun no decidí en qué orden. Diles a Rosalie y a Alice que les diré cuando podrán enterrar a sus maridos. Sé que te hicieron llamarme para averiguar donde andábamos. Asumo que por la reacción que escuché de Alice, obtuvo lo que buscaba ¿Verdad?

-Sipp...- Ahora me hacía sentir mal por casi causarles un accidente.

-Bueno, perfecto. Te amo y por favor, permanece a salvo donde sea que te lleven ¿De acuerdo?- su voz sonaba muy sincera.

-Ok Eddie. Lo prometo. Y ustedes compórtense…y diviértanse en las Vegas ¿ok?- y rápidamente colgué el teléfono. Comencé a reírme sola, mientras Alice y Rosalie planeaban nuestro próximo movimiento.

 
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