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  10. Que comiencen los juegos
 
Bella POV

Me sentía bastante orgullosa de haber engañado a Edward para sacarle información sobre sus planes. Alice y Rosalie estaban empeñadas en asesorarme en lo que consideraba, de buena forma. Si iba a vivir con los Cullen eternamente, debía tener pleno conocimiento de trucos y artimañas. Y estas dos mujeres, eran expertas. Por enseñarme tantas cosas...

Alice y Rosalie estaban muy cerca la una de la otra, hablando a velocidad vampírica, y luego se voltearon hacia mí con una sonrisa en sus rostros.

-Subamos a la habitación, Bella. Tenemos un pequeño cambio en los planes y debemos reforzar los detalles.- antes de darme cuenta, Alice me estaba tirando del brazo, hacia el elevador.

Cuando llegamos a la suite, había una mesa con comida y bebida, obviamente para mí. Alice me sirvió un vaso y me lo alcanzó.

-No queremos que el Vodka te adormezca, así que tenemos que llenarte de azúcar y cafeína.

-Alice ¿Que está sucediendo con los chicos? ¿Que viste? Vienen a Las Vegas ¿No? ¿Edward sabe dónde estamos? ¿Qué es lo que haremos?- Alice sonrió sospechosamente ante mi erupción de preguntas.

Repentinamente podía presentir que nos encontrábamos ante el juego del gato y el ratón, entre nosotras y los chicos. Creo que Alice quería asegurarse de que estaba dispuesta para el desafío.

-Un segundo Bella, tengo que hacer una importante llamada.- Y tomó su teléfono. -Anthony, soy Alice. Necesito tu ayuda. Ha surgido un cambio en los planes. Tenemos que ir a la función más temprana. ¿Puedes hacer los arreglos por mí? Lo quiero todo de la misma manera, solo que una función antes ¿Está bien? Sí, creo que más tarde nos toparemos con unos amigos que llegaron inesperadamente a la ciudad. Si, enviar las cajas ahora mismo sería perfecto. ¡Ciao Anthony!- Alice apagó el teléfono y se volvió hacia mí.

-Bella, los chicos vienen a Las Vegas. Rosalie y yo no intentábamos ocultártelo, solo queremos que disfrutes del resto del fin de semana y no quiero que te pongas nerviosa por nuestros adorados esposos o prometidos, en tu caso. Te prometo que los chicos no arruinarán nuestra diversión. Pero por ahora, solo te daremos la información necesaria y básica. Siempre estaremos un paso adelante de ellos, lo cual debes saber que siempre han sabido eso. Y lo siento, pero son hombres y suelen ser bastante densos. Además figúrate, un mar de testosteronas sobre un Mustang, ahora mismo están creyendo que nos han ganado esta jugada. Tienen una lección que aprender. Debes saber que has hecho un muy buen trabajo con Edward. Vienen a Las Vegas y Emmett esta eligiendo un hotel, que de una sabemos que será…- Rodó sus ojos a Rosalie.

-La Isla del Tesoro.- dijeron al unísono.

-Los hombres y ese maldito fetiche sobre los piratas...algo no anda bien con él.- murmuró Rosalie para sí misma.

-Como sea, la operación aplasta hombres comienza ahora...- Tranquilamente tomó el teléfono y marcó un número. Puso el altavoz así podríamos oír, pero alzó su dedo índice a su boca, pidiendo que nos mantuviéramos en silencio. Esto se iba a poner bueno, lo sabía. Como los partidos de ajedrez en la casa de los Cullen; unas batallas épicas. Estaba emocionada de poder ser parte de esto, y habiendo pasado tanto tiempo con ellos, sabia de ante mano cual sería el bando ganador. Me senté silenciosamente y escuché.

-Hola Alice.

-Hola Eddie- Alice enfatizó el sobrenombre con una suave vocecilla

-Muy graciosa. ¿Se divierten corrompiendo a mi prometida?-

-Sabes que está perfectamente bien, Edward. Quién diría que unos jugos de arándonos y un poco de Vodka harían que Bella hiciera cualquier cosa que le pidiese. En tal caso, deberías agradecerme por haberle descubierto esa debilidad. Considéralo como un regalo de bodas adelantado de nuestra parte- Alice me echó un guiño

-¿Ya sabes cuál es nuestro plan?

-Sí, lo he visto. ¿Tú has visto todo lo que tiene planeado?

-Sí, vi todo lo que Emmett tenía planeado en su cabeza.

-Asumo que viste su 'gran final' ¿Verdad? ¿Seguro que quieres seguir adelante con el plan? Puede volverse un poco incomodo.

-Alice somos adultos, creo que podemos controlarnos.

-Bien, solo déjame darte una advertencia, cuándo escuches sonar la canción 'Girls, girls, girls' Jasper se encontrara acurrucado en posición fetal y será mejor que lo encuentres y cuides de él o te matare a ti y a Emmett ¿Entendido?

-Me aseguraré de eso, gracias por el aviso.

-El es muy tierno, Edward. ¡Demasiado tierno para estar rodeado de dos maniáticos como ustedes!

-Dile a Bella que la amo y manténgala alejada del Vodka, por favor.- Entonces Alice colgó.

-¿Todo sigue en marcha?- preguntó Rosalie mientras cargaba sus brazos con varias prendas para probarme. Podía avistar otra sesión de 'embelleciendo a Bella'.

-Sí, ellos siguen con el mismo plan y llegaran La Isal del Tesoro en media hora. Anthony está trabajando en eso por mí, así que digo que nos pongamos con Bella y vallamos a las tiendas para buscar algo perfecto para usar esta noche. De esa forma, si Edward se acerca lo suficiente como para poder ver algo, aun así no tendrá idea de donde estamos. Dios sabe que puedo comprar en cualquier lugar del planeta.

Estábamos emocionadas con el juego. Ni me quejé cuando comenzaron a llenar mi cabello de ruleros calientes y me probaban diferentes atuendos solo para ir de compras. Mientras tanto me contaban historias sobre todas las cosas que se había hecho entre ellos durante los años que llevaban juntos. Todas las locuras que les hicieron hacer, y ellos a ellas, quien hacia trampa en que juego y cualquier tipo de información que me fuera de suma importancia para mi futura adhesión a la familia.

Se escucharon unos suaves golpes en la puerta y Anthony entro cargando tres cajas, de diversos tamaños. Las dejó sobre la mesa y le dio a Alice un sobre, luego de susurrarle algo al oído. Sea lo que fuere que le haya dicho, debía ser bastante bueno, ya que Alice se arrojó sobre él, abrazándole fuertemente. -¡Eres el mejor Anthony! ¡Gracias!- Anthony hizo una especie de reverencia y salió cerrando la puerta.

-Bella, Rosalie y yo tenemos un par de presentes para tu luna de miel. Ahora, sé que no siempre estas cómoda con este tipo de cosas ¡Oh, Bella deja de ruborizarte, por dios! Ni siquiera los has visto...es solo lencería...- Mi rostro tenía el típico color rosado. Debía dejar de ponerme así o probablemente me desmayaría en mi noche de bodas y me perdería de todo lo bueno.

Respiré profundamente y esperé a que mi rostro volver a su palidez habitual. Alice me alcanzó el primer regalo. Lentamente deshice el moño, recordándome a cada momento de respirar. Dentro había un hermoso camisón celeste. Era largo hasta las rodillas, con un lazo debajo de la línea del busto y unas finas cintas como breteles. Era hermoso. Mis ojos se llenaron de lagrimas porque sabía que lo habían elegido pensando en mi, y en que me sintiera cómoda y hermosa en el. Era perfecto. -¡Muchísimas gracias! Es perfecto, justo lo que quería.

Rosalie me alcanzó la siguiente caja, la más pequeña de las tres. -Supongo que esto podría ser el ítem azul para tu boda- Dentro había una hermosa liga de encaje azul -Lo hizo Esme. También hizo uno para mi boda con Emmett, y otro para la de Alice con Jasper- mis ojos volvieron a llenarse de lagrimas al escuchar aquello, significaba tanto para mi ser aceptada en su familia. Las abracé a ambas y lo único que pude decir fue un simple 'gracias' tenía que agradecerle luego a Esme.

Esperaron unos minutos a que me repusiera antes de darme la tercer y última caja. Cuando Rosalie me la entregó pude vislumbrar como intentaba no reírse. -Supongo que se acabaron los lindos regalos. ¿Este me hará morir de vergüenza?- pregunté seriamente.

-¡Solo ábrelo Bella!- Sonrió Alice. -¡ábrelo!

Abrí la caja y vi algo negro, con lazos, broches y un moño. Lo levanté y mi boca se abrió de golpe. En mis manos había un corsé de seda con varios broches y lazos. Era straples. Y en la caja aun quedaban más cosas. Un juego de medias de red negras, y la bombacha más pequeña que podría haber usado jamás.

-Umm... ¿Gracias?-

Alice y Rosalie rieron histéricamente -¡Tu cara no tiene precio! ¡Estas mas roja que nunca, y fue tan fácil lograrlo! Mira, no lo hacemos para avergonzarte, aunque eso es un bonus…considéralo como una especie de servicio para erradicar el exagerado rubor, solo queremos que te rías…no que comiences a hiperventilar. Queremos que te sientas confiada y hermosa en tu luna de miel ¿O quieres pasarla encerrada en el baño? ¡Además imagina la cara de Edward!

-Voy a necesitar un curso práctico para ponerme esto. ¿No podía haber elegido algún tipo de lencería para tontos? ¡A diferencia de ustedes, soy una novata en todo esto!

-Ven que te mostramos como ponértelo, pero tenemos que apurarnos, Edward se está acercando y si ve algo de esto ¡Adiós sorpresa!- Rosalie tomó el conjunto y me metió en la habitación. Sabía que tenía más experiencia con esta clase de cosas porque en un tiempo record estaba metida en aquel corsé. Por suerte me había ayudado, de lo contrario habría sido capaz de ponérmelo al revés. Rose me miró y sonrió. -Edward va a volverse loco cuando te vea con eso.- Podía escuchar a Alice riendo, seguramente pensando que estábamos enredadas entre los lazos y broches, pero finalmente salí a la vista y Alice me silbo.

-¡Bella…te ves demasiado sexy!

Me di vuelta para mirarme al espejo. No estaba completamente segura de que fuera mi reflejo el que me estaba viendo. Era hermosa, demasiado y Alice tenía razón, se veía sexy. Una sonrisa se formó en mi rostro y noté que no me estaba sonrojando. Estaba contenta de que hubiesen hecho todo esto, había superado la fobia a la lencería, y me veía de una forma completamente diferente. Con suerte, en mi noche de bodas, podría disfrutar en lugar de pasármela ruborizada o con la mirada gacha, avergonzada.

Las abracé a las dos y les agradecí por ser mis hermanas en todos los sentidos. Estaba tan feliz. Y de repente Alice me tiró una toalla encima, cabiéndome y me gritó -¡Vístete Bella! Ahora...Rosalie, despeja tu mente. Están aquí...están en Las Vegas.

 
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