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  12. El trueno de abajo
 
Bella POV

-Alice ¿Edward me vio con esto?- grité desde el baño mientras me quitaba el corsé y me ponía un atuendo que Rosalie me había escogido. Era un top verde y una minifalda blanca que hacía ver mis piernas demasiado largas. Era buena, realmente tenía buen gusto. Abrí la puerta y vi que ambas estaban riéndose como locas.

-No te preocupes Bella, solo me escucho pensando 'tengo que cubrir a Bella' así que todo está bien. Sigue teniendo pequeñas sintonías pero después nada, como si fuera un celular del cual no consigues sintonizar con el servicio. Rosalie y yo vamos a molestarlos un poco. Estuvimos cantando en nuestras cabezas 'Pirata siempre ser' para que sepan que sabemos donde están. Eso tuvo que haberlos espantado y darnos el suficiente tiempo como para nuestra tarde de shopping y disfrutar del show sin interrupciones.

Se cambiaron a una velocidad increíble. Rosalie tomó su cartera y se aseguró de tener el suficiente dinero. Se giró hacia Alice.

-Dinero.

– Listo.- le respondió Alice.

-Entradas.

–Listas.- luego me miraron a mí.

-Una desinformada Bella.

– ¡Lista!- y sin otra palabra, nos fuimos.

Tenían las mejores tiendas en el hotel. Fuimos a Gucci, Prada, Fendi y a Dior. Alice parecía una niña en una juguetería. Si pudieran haberse comprado uno de cada casa y color, lo habría hecho. Rosalie amaba las carteras, por lo que se pasó gran parte del tiempo eligiendo aquellas que combinasen con sus zapatos y los trajes que traía Alice.

Rosalie terminó escogiendo un vestido strapless de color rojo fuego, era bien simple pero era ilegal que una persona con su cuerpo lo usase. Encontró unos tacos altos y una carterita dorada haciendo juego. Alice se llevó una falda verde esmeralda con un sweater en la gama y una camisa estampada debajo del mismo y escogió unas chatitas plateadas.

Mi vestimenta era algo que jamás hubiese escogido para mí, pero tenía que admitir que al ponérmelo me sentía una multimillonaria. Era un simple vestido negro con los hombros al descubierto. Rosalie me había puesto un corsé, para afinar aun más mi figura. Para darle un último detalle al vestido, este tenía un lazo con un moño debajo de la línea del busto. Era hermoso.

Rosalie dedicó una ahora a buscar un par de zapatos que se vieran sexies y que no corriera peligro de tropezar o caerme de ellos. No era una tarea fácil, para alguien tan torpe como yo, pero al final los encontró. Eran de cuero negros con la punta en pico y un taco de unos 6 centímetros. Antes de que me los comprasen, pedí dar una vuelta por la tienda, para estar segura. Me estaba divirtiendo demasiado como para terminar en una sala de emergencias.

Alice miró a su reloj. -Wow ¡El tiempo vuela cuando compras! Tenemos que irnos- Se giró hacia la empleada de la tienda -¿Podrías asegurarte de que la ropa que vestíamos vuelva a nuestra habitación?- La joven asintió con su cabeza. Le saludamos y nos dirigimos hacia el lobby.

Ni bien salimos a la puerta del hotel se nos acercó un hombre de traje. -Señorita Bella, mi nombre es Rocco y seré su chofer esta noche- detrás de él había una enorme y lustrosa limusina negra. Rocco era bastante apuesto y cuando me volteé hacia las chicas, supe por sus miradas que opinaban igual Alice debía haber pago extra por que él fuera nuestro chofer.

La Limosina era fabulosa; asientos de cuero, una pequeña televisión, una botella de champagne y tres copas de cristal esperando a ser llenadas.

Rosalie tomó las copas, las llenó y rápidamente me pasó una a mí y la otra a Alice. Levantó su copa y dijo -Por la nueva integrante de la familia. Que Edward y tu se amen por toda la eternidad y con suerte Alice y yo te daremos una noche que jamás olvidaras. ¡Te queremos Bella!- y así chocamos las copas y bebimos el champagne

Rocco se volteó hacia nosotras y nos sonrió. -¿Están listas?

-Vámonos Rocco. ¡Creo que tenemos problemas en los que meternos!- las tres reímos mientras salíamos de hotel.

No había notado que era de noche hasta que alcanzamos la avenida principal. Las luces de los casinos estaban encendidas y brillaban más de lo que podía haber imaginado jamás. Tenía hermanas, que me querían y protegían. Tenía hermanos, que eran alocados y leales, y tenía a Edward, mi alma gemela y mi único verdadero amor. ¿Cuánta suerte podía tener una persona?

Traté de contener las lágrimas mientras Alice le pedía a Rocco que se detuviera frente a la zona de ESPN. Ahogué un grito. Podía ver a Edward, sentado del lado de la ventana sonriendo mientras Emmett recibía un golpe de una mujer de vestido violeta. Jasper miraba lo que parecía ser una carrera de caballos en una pantalla de plasma que había frente a ellos. Podía sentir desde el auto que estaba feliz. Conociéndolo, estaba ganando todas las apuestas, Edward me había contado que era un gran apostador. Me preguntaba qué era lo que Emmett le había hecho a la mujer.

Rosalie se inclinó hacia mí y me sonrió -Ahora comienza la segunda fase de la operación aplasta hombres- se giró en su asiento –Rocco ¿podría abrir la ventanilla del techo?- El techo de la limosina se corrió en el medio, dejándonos ver el luminoso cielo. Alice, Rosalie y yo sacamos nuestros cuerpos por ella, quedando hasta la cintura, viendo a los chicos.

-Rocco cuando diga tres, tienes que irte de aquí a toda marcha ¿Entendido?- Gritó Alice y Rocco alzó su mano desde la ventanilla, levantando su pulgar. Alice se giró hacia mí. -Voy a llamar la atención de Edward así nos vera y luego nos iremos de aquí. Salúdale... ¡Va a morirse! Rosalie, lánzale una mirada furiosa a Emmett, va a volverse loco, y yo le soplaré un beso a jasper. Créanme que lo necesita. Ohhhhh ¡Jasper va ganando! ¡Qué bien!

Alice comenzó a contar -Uno, Dos...- y en ese instante Edward se giró rápidamente para mirar fuera del lugar. Le sonreí y agité mi mano hacia él. Me dio esa sonrisa que suele dejarme atontada. Los ojos de Emmett se agrandaron más de lo posible mientras sacudía su cabeza y sus manos furiosamente. Jasper le murmuró a Alice que iba ganando, con una enorme sonrisa en su rostro. Me sujeté firmemente, sabía que Rocco iba a salir a toda velocidad y lo último que nos hacía falta era que terminara desparramada frente a la zona de ESPN. A Edward no le haría mucha gracia.

-¡Tres!- Gritó Alice y el auto voló lejos de aquella calle. Giró en la esquina y se abrió paso hacia el hotel Excalibur. Me había quedado sin aire de tanto reír. -¿Vieron la cara de Edward? Por un momento creí que saldría por la ventana ¿No creen que deberíamos alejarnos más? Edward podría olerme desde aquí.- Si estaba determinado a encontrarme, nadie podría detenerlo.

Debería saber que Alice había sido demasiado cuidadosa y había cubierto todos los baches.

-No te preocupes Bella, antes de irnos le amenace de muerte si esos tres cabezotas se nos acercan y arruinan nuestra diversión. Por el momento ha decidido no hacer nada. ¡Así que vamos! ¡Tenemos lugares y gente que ver!

Rocco abrió la puerta y nos extendió su mano para ayudarnos a salir de la limo. La gente que esperaba poder tomar un taxi miraban atentamente a Alice y Rosalie, y hasta a mí, mientras avanzábamos hacia el interior del hotel. Me sentía una millonaria.

-¿Puedo preguntar qué hacemos aquí? ¿Vamos a seguir apostando?- Honestamente no me importaba donde fuéramos, estaba divirtiéndome bastante molestando a los chicos.

Dentro del lobby divise a dos enormes hombres parados en el medio del lugar. Uno era rubio y el otro tenía el pelo negro. ¡Sus cuerpos eran increíbles, tenían músculos sobre los músculos sobre más músculos! Definitivamente opacaban a Emmett. Y se ve que Rosalie pensó lo mismo, ya que se acercó a ellos y les abrazo. Supongo que si eres un vampiro tan hermoso como ella puedes hacer ese tipo de cosas. Me quedé a un lado mientras Rosalie y Alice hablaban con ellos.

-Bella- me llamó Alice -ven a conocer a nuestros amigos- ¿Los conocían? Tenía una extraña sensación en la boca de mi estomago mientras me acercaba a ellos. Mi noche había comenzado.

-Estos son nuestros amigos, Bella. El es Matthew y él es David- Rosalie me dio un empujón y por suerte me detuve antes de colapsar contra David.

-Encantada de conocerlos.- No tenía nada más por decir. Me había quedado sin palabras, y mis ojos no podían apartarse de sus marcados abdominales. Deberían estar acostumbrados a que las personas, en especial las mujeres, se quedaran mirando sus cuerpos, ya que no parecía molestarles. Me sonrieron y le dieron un beso a mi mano, haciéndome ruborizar.

El morocho, Matthew, me ofreció su brazo y David también. -¿Vamos al show?- Mis ojos se abrieron de golpe. Sin esperar mi respuesta me tomaron por los brazos y con sus manos libres tomaron a Alice y a Rosalie, y nos dirigimos hacia el show que íbamos a ver, del cual, no tenía ni idea de que se trataba.

Rosalie comenzó a preguntarles cuanto tiempo dedicaban para tener sus cuerpos de esa forma, Alice les preguntaba si tenían novias y como eran. Yo mantenía mi boca cerrada y ruborizada al máximo. Giramos en la esquina del pasillo y ahí fue cuando vi el letrero.

David se giro hacia mí. -Bienvenida Bella a 'The Thunder Down Under'. Tenemos la mejor mesa de la casa esperando por ustedes. Ahora tenemos que dejarla e irnos a preparar para el show, pero nos veremos en poco tiempo. Todos los chicos están esperando por conocerlas- Sentía ganas de salir corriendo. ¿Qué había hecho Alice?

Matthew se giró hacia mí y me dijo, -Te reservaremos un bailes, Bella- Me guiñó un ojo y ambos se fueron. Antes de que pudiera girarme, Alice y Rosalie vinieron hacia mí riendo histéricamente.

-¿Qué hiciste Alice?- Pregunté mortificada. Sentía que mi rostro hervía del calor, tanto que podría hervir agua.

Mientras permanecía allí inmóvil, me debatía en correr por mi vida. Había mucha gente y ellas no podían arriesgarse a correr a velocidad vampírica. Tendría que quitarme los zapatos y podría correr hacia la zona de ESPN y esconderme en el regazo de Edward. Obviamente tendría que explicarle que había sucedido, y eso era algo que no creía poder hacer.

-¡No vas a ir a ningún lado Bella!- Y antes de que pudiera correr, ella y Rosalie me tomaron de los brazos y me hicieron avanzar hacia el show. Estábamos en la mejor mesa del lugar, sin duda, primera fila, justo en el medio del escenario, así no nos perderíamos de ningún detalle. Estando sentada con dos inhumanamente hermosas vampiresas, seguramente llamaríamos la atención.

Una vez sentadas, Rosalie se giró hacia mí. -Bella, relájate. ¡Diviértete! ¡Te prometo que no sucederá nada horrible, y quizás puedas divertirte si recuerdas respirar!

-No creo que pueda volver a mirar a Edward a la cara si siguen con esto. El es tan educado y correcto. Se va a decepcionar de mi cuándo sepa lo que hicimos. El nunca...- Alice me interrumpió.

-Bella, hay algo que debes saber, No te lo dijimos por qué no queríamos que te preocuparas, pero los chicos van a ir a un club nudista. Ha sido el plan de Emmett desde el principio. Nuestra primera llamada fue para que desistieran de la idea, pero ya ves que no lo han hecho- Lo consideré por un instante.

-Ese será el plan de Emmett, pero no hay forma de que Edward le siga la corriente. El nunca...- Esta vez Rosalie me interrumpió.

-Bella, los otros dos habían desistido de la idea hacia horas. Edward los convenció de seguir con la idea de la despedida de soltero.- ambas permanecieron sentadas esperando mi reacción.

-Dame el teléfono- Si algo había aprendido en este viaje era como manejar a mi futuro esposo. Alice vio el fuego ardiendo en mis ojos y en su rostro se formó una sonrisa. -¿estás consciente de que lo volverás loco?

-Bien. Ese es el plan. ¡Ahora comienza la fase tres del plan!- Marqué el número de Edward.

-Hola Eddie. Si Eddie, soy humana, tengo que beber constantemente para mantenerme viva. Estoy tomando un delicioso té helado. Creo que lo trajeron especialmente de Long Island, al menos eso es lo que insiste en decir el barman. Oohh ¿Sabes que es lo que me enseñó a hacer Rosalie? Me enseñó a hacer algo…no sé cómo se llama, pero me senté de una forma específica mientras hablaba con el barman. Se llama Paolo y es jugador de fútbol de Brasil. Debe hacer bastante ejercicio para mantener ese cuerpazo.- las chicas temblaban, silenciando la risa -¿Se están divirtiendo? ¿Qué tienen planeado para la noche? ¿Algo especial?- quería ver si era capaz de admitirlo. -Oh Emmett se encarga y tu solo le dejas hacer lo que él quiere… ¿Eso no te importa?- Rodé mis ojos. No podía enojarme porque me mentía, simplemente lo hacía tan mal, además técnicamente sabía que no mentía, solo dejaba los principales detalles al margen y por su tono de voz se sentía fatal por ello.

Estábamos en bandos opuestos en esta batalla de los sexos de los Cullen…así que fui por el golpe final. -OK, diviértanse, cuídense y no hagan nada que yo no haría. ¡Tengo que colgar Eddie, los strippers están subiendo al escenario! ¡Te amo!

Justo antes de colgar las luces se apagaron y las mujeres que estaban detrás de mi empezaron a gritar como locas. Entonces colgué el teléfono. Rosalie y Alice mi miraron orgullosas. -Te hemos enseñado bien.- Dijo Rosalie haciendo una especie de reverencia.

-Nuestra pequeña ha crecido.- Alice se puso de pie y me aplaudió. El lugar aun estaba a oscuras y la música había comenzado a sonar. Me preocuparía por la reacción de Edward...luego del show.

 
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