Alice y Rosalie aun se reían a causa de nuestra acelerada escapada de la casa de los Cullen. De vez en cuando miraba los espejos para comprobar si Edward nos seguía o no. Alice notó mi preocupación y rió.

-Bella, Edward no va a rescatarte y nosotras no tenemos intenciones de llevarte de vuelta hasta que nos hayamos divertido.

-¿Como saben que no nos están siguiendo? Tienen 4 autos y aunque no sepan dónde vamos, estoy segura de que nos darían caza si así lo quisieran.- Asumí que esa era la razón por la cual Rosalie conducía tan deprisa, pasa poner la mayor distancia posible entre los chicos y nosotras. Pero ¿que podría impedirles que nos siguieran con sus autos?

Rosalie rodó sus ojos y me echó una mirada por el espejo retrovisor. -Bella, mira a tus pies- En el piso del coche había una caja de cartón y dentro de ella se encontraban varias piezas pequeñas de plástico y metal.

-¿Qué son?- Pregunté con una sonrisa en mi rostro.

-Solo algunas pequeñas piezas de cada auto que tenemos. Nadie sabe de autos más que yo. Fui bastante cuidadosa de quitar partes irrelevantes para cualquiera que no entienda de mecánica…los autos arrancaran, pero no saldrán del garaje.- Lanzó una histérica carcajada y Alice se le unió; a pesar de conocerlas se me puso la piel de gallina.

Pero a los pocos segundos me uní a ellas, podía imaginarme a Edward, Jasper y Emmett poniendo las llaves en el contacto, el auto rugiendo ferozmente al ser encendido, pero ninguno se movía. Deberían estar furiosos. No podía dejar de reír.

-Entonces...ahora que nuestro escape esta completo ¿Me dirán donde vamos? Me vendarán los ojos y me guiarán por el bosque hasta algún lugar desconocido ¿o qué?- Comencé a indagar sobre nuestra pequeña aventura.

Rosalie parecía pensar cuantos kilómetros nos habíamos alejado antes de decírmelo; quería estar lejos del alcance de Edward antes de decírmelo.

-¡¡Vamos a las Vegas, Bella!! ¡Alice y yo decidimos hacerte una despedida de soltera! Un poco de diversión antes de casarte con Edward es justamente lo que necesitas, y quien sabe, quizás aprendas algo útil este fin de semana- Sentía mi rostro arder a causa del rubor.

-¿Despedida de soltera en las Vegas? ¿Están de broma? Creo que estoy enferma.- Me recosté en el asiento, intentando respirar.

-Oh Bella, relájate. Todo saldrá bien. Le dije a Edward que no habrá problemas. Prometo que te devolveremos tal y como te raptamos. Y quizás, cuando volvamos, habrás dejado de ruborizarte por cualquier cosa.- Rió dulcemente Alice.

No podía creerlo. Estaba en un auto, que iba a 145 km/h, con dos futuras cuñadas-vampiro a una despedida de soltera en Las Vegas. Esto era peor que las salidas de 'Transformemos a Bella', shopping y depilación de lo que fuera… ni todo eso junto podía superar esto.

Entonces recordé algo y me senté de golpe hacia delante.

-Alice, antes de irnos le mostraste algo a Edward. Algo sobre mí y lo que están planeando. Me miró como si fuera un pavo en el día de gracias. ¿Puedo saber a qué se debía todo eso?- Y seriamente me contestó.

-Simplemente pensé en tí, con uno de los trajes que te escogimos, que dicho sea de paso lo usaras mañana. Es muy lindo, tierno…y sexy. Es corto y celeste, ya sabes que a Edward le encanta cuando te vistes con ese color, se le hace agua la boca.- Inmediatamente la idea más bizarra se cruzó por mi mente; un pequeño top celeste y una falda extremadamente corta a juego...con unos enormes taco aguja plateados. Alice tenía razón...así sí que dejaría de ruborizarme para cuando volviéramos a Forks.

Todo lo que podía pensar era que Edward se moriría. Me acosté en el asiento, apoyando mi rostro en el frió cuero del tapizado.

-Te despertaremos cuando estemos llegando, Bella. Mejor duerme un poco, necesitaras energías. Tenemos planeado un fin de semana bastante movidito.- Cantó Rosalie.